El principal problema al que enfrentarse durante una implantación BIM es la resistencia al cambio, a ese cambio de hábitos necesario para trabajar de una manera más eficiente y coordinada con el resto de los participantes de los procesos de proyecto y obra, por eso para facilitar las cosas los implantadores deberíamos hacer dos cosas:
· No plantear la propuesta de implantación como un cambio disruptivo o como una revolución.
· Simplificar al máximo los procedimientos de cambio, a lo indispensable.
Evidentemente no.
La ISO 19650 solo define dos funciones, que creemos que son suficientes, al menos en etapas iniciales de implantación:
• Coordinador BIM, podríamos entenderlo como los actuales jefes de proyecto o de disciplina.
• Modelador BIM, aquí nos caben desde los arquitectos junior hasta los delineantes más básicos, en sus diferentes disciplinas.
aparte de los agentes tradicionales (y reconocidos en la LOE): promotor, propietario, constructora, subcontratista, fabricante y algunos agentes BIM:
• Auditor BIM, como agente externo e independiente al conjunto de interesados: proyectista, cliente y constructora, con tareas de comprobación del modelo según EIR.
• Consultor BIM: como empresa especializada en implantaciones, generación de estándares, y formación BIM en empresas, desarrollo de herramientas informáticas, y coordinador general de proyectos con metodología BIM.
El resto de las funciones clásicas como el aparejador que se encarga del presupuesto y los estudios de seguridad, el asistente de oficina que hace las memorias y pliegos, el profesional de las imágenes fotorrealistas y renders, el paisajista, etc., no necesitan un apellido BIM, simplemente adaptarse a los nuevos procesos con herramientas y métodos BIM, algunos cambios, en profundidad como en el caso de la confección de presupuestos, y otros más ligeros como puede ser la redacción de memorias y pliegos.
Parte de una buena estrategia de implantación será enfocar la implantación BIM como una evolución desde CAD.
Esto nos ayudará a que se entienda mejor los cambios que realicemos en las estructuras organizativas, sin que tengan que aparecer una seré de barbarismo acabados en BIM, y a rebajar el rechazo al cambio, parte del cual se origina cuando vienen unos señores de una consultora a decir que el aparejador se debe llamar ahora “building surveying BIM”.
Lo primero que se le ocurre al aparejador que le van a echar y a traer un inglés con un escalímetro en pulgadas ( y que tal le sentaría ir a trabajar con un “kilts” como forma de adaptación BIM).
Durante la implantación BIM existen cuestiones inevitables como los tiempos necesarios en cada etapa de madurez BIM, o cierta inversión en equipos y software, pero podemos evitarnos otras como por ejemplo cambiarles el nombre a todos los miembros de la empresa para que tengan un apellido BIM.
Con esto haremos más fácil entender a las direcciones de empresa de que la implantación es una evolución tecnológica necesaria, y no una revolución con final incierto.