TRAS EL EUROPEAN BIM SUMMIT 2016

Acudí al evento con una ponencia bajo el brazo y el anuncio de una nueva publicación, en este caso encargada por el Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid, una publicación en la que mi compañero, socio y sobre todo amigo José Manuel Zaragoza Angulo se ha dejado muchas horas de vida personal para poder sacarla a la luz, y aunque nuestros nombres siempre aparezcan juntos, ya os digo que el suyo debería tener las letras mucho más grandes y más claras. Gracias siempre.

 

Ponencia en el EBS 2016

Ponencia en el EBS 2016

Tras los dos intensos días del EUROPEAN BIM SUMMIT 2016 se hace necesaria una reflexión.

Sin duda hay algunos visos de que la perspectiva sobre BIM está cambiando.

Tanto las ponencias como el denso e interesante networking que pudimos disfrutar lo indican claramente. La visión del BIM hoy por hoy, mira más allá de un futuro prometedor con innovadoras herramientas como era hasta los últimos eventos. Ahora existe la preocupación de convertir en una realidad tangible palabras como colaborativo, como interoperabilidad, como repositorio de información y desde luego de saber cómo los “modelos”(1) pueden llegar a ser utilizados en otras tareas que hasta ahora quedaban fuera de nuestros objetivos, FM, realidad virtual, seguridad y salud,…
Lo primero que me gustaría destacar es lo satisfactorio que resulta encontrar a antiguos compañeros y amigos que la vida va llevando hacia otros caminos. También fue un auténtico placer encontrar otros nuevos nombres que solo eran un perfil de linkedIn hasta ese momento o un rostro y una voz en una ponencia anterior. El hecho de poder compartir un café, una charla y poner puntos en común o enfrentar nuestras ideas sobre un tema concreto es siempre lo más enriquecedor de estos eventos.
Por otra parte me abruma la cantidad de saludos y mensajes recibidos por la ponencia que realicé en el EBS, tanto en persona como a través del mail o de Linkedin, y que desde aquí agradezco sinceramente. En primer lugar porque las personas de las que me han llegado tienen un valor indudable en este mundillo, lo que me hace sentir cierto rubor, y también porque me confirma algo que ya intuimos, y es que tenemos necesidad de esas pequeñas cosas que suman un mundo cuando las ordenamos en un modelo BIM y entendemos que nos sirve para realizar un trabajo mejor. Ese, y no otro, es el camino de la excelencia y en ese camino hemos de llegar todo lo lejos que podamos pero sin dar un solo paso dubitativo.

Mejor quedarnos un poco más lejos de la meta pero con ambos pies bien asentados.

He de decir que he hablado con compañeros que ya están realizando ese BIM al que aspiramos. No es un futuro o un ideal. Tenemos pequeñas empresas constructoras, profesionales, estudios, que están realizando una verdadera preconstrucción virtual (permitidme que llame a los modelos por el que siempre debió ser su nombre).

Eso me satisface y me lleva a seguir aprendiendo, a que el día se me haga corto y me falten horas para poder avanzar aún más.
Intuyo un futuro cercano donde las cosas se vayan centrando y donde probablemente nadie nos ayudará. La verdadera implicación del estado en un plan estratégico no parece que esté a la vuelta de la esquina. Mientras tanto un grupo de voluntarios morirá en el Álamo disparando sus conocimientos y su entusiasmo, cayendo uno a uno como no puede ser de otra manera. No importa. Aunque se olvidaran sus nombres habrá un trabajo que quedará. Si no es tan bueno como hubiera podido ser, ya vendrán otros a coger el testigo. Vivimos en un país que derrocha esfuerzo y trabajo (2) y tenemos un sector que rezuma capacidad personal y que si se cubriese bajo otra bandera no hablaría de emigración, sino de exportación de talento.
Y en este pequeño mundo del BIM, entre fumarolas y cortinas de humo, hay mucho talento. Creedme, yo lo he visto.

 

(1) Entrecomillo modelos porque estoy firmemente decidido a empezar a llamarlos por su nombre real, construcciones o preconstrucciones virtuales
(2) Derrochar esfuerzo y trabajo en este caso no es una frase hecha ni una figura retórica para enriquecer el texto. Es un lamento del autor lleno de amargura e ironía.

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